martes, 10 de marzo de 2015

Massimiliano Tonelli sobre Salvador Montó

 CUANDO LA LUZ INTERPRETA ARMONIA Y SENTIR

 “... Quizás haya mirado y no haya visto.
       Quizás intenté ver sin mirar:
       en el cuadro en blanco.
       Quién sabe si en la paleta sin máculas
       -el cuadro en blanco pero no vacío-
       Y veo lo que quiero ver.  Veo, pero no percibo sino a prisa me abandono, y me dejo atrapar:...
       Veo lo que el ingenio, en pie,
       no logra detectar.
        Y desde la espalda de Universo ahora se citan al verso los colores y,
       en un frenético baile....empieza el sublime arte de la pintura
       No por retenerla sino para olvidarla/ No por descifrarla sino para dibujarla/ No por recordarla sino para crearla...
       Solo así cobró vida lo que debía brotar: ¡Colores, Vida/  Amor y Alma Inmortal.
       Bien pudiera ser, que no obstante, que el blanco sobre blanco: 
       Qué, un cuadro antes de ser pintarlo, ya lo estaba....Y lo que luego aparece es la esencia del Sublime....
       Y  recobrando no solo la vista sino el conocimiento -previo de la abeja- ante mi contemplé:
       La pintura para la pintura!  En definitiva la Vida....”    

                             
                                         Os propongo un maravilloso viaje a través de la luz  (que sería del arte si no existiera la luz todo sería bajo el dominio de las horribles tinieblas), un viaje que nos llevará a conocer tres ciudades: Roma (la ciudad eterna); New York (la gran manzana de la free live) y Bilbao (el proyecto de Ría 2000 ); todo esto se ha producido en una Galería de Arte (en Bay-Sala), si fue un martes 3 de marzo a las 19,30, un día de perros (solo para recordarlo, pero la lluvia no impidió mi viaje) cuando visitando la nueva exposición de Salvador Montó, quise experimentar lo que el gran escritor  Lawrence Durrell dijo un día a su amiga:...no te engañes, no digas/ que era un sueño, que tus oídos te confunden/ quedan las súplicas y las lamentaciones para los cobardes/ deja volar las vanas esperanzas,/ y como un hombre desde hace tiempo preparado/ deliberadamente, con un orgullo y una resignación/ dignos de ti y de la ciudad,/ asómate a la ventana abierta/ para beber, más allá del desengaño… y me encontré en Roma, delante de una pared de un rojo ladrillo, medio desconchada, y aparcado estaba un coche, sino más bien -el coche- ¡el Cinquecento! (si para España la 600 fue un hito, para Italia el cinqueceto Fiat fue un icono, una forma de sentir el motor una manera de ser libre, pequeño, fácil de mover y con la posibilidad de poder jugar con las marchas y su  primera, todo un arte); y allí estaba contemplando ese coche de color rojo: ¡El 500!...Me gusta escoger este cuadro para empezar nuestro viaje, no por su tamaño (pequeño) sino porque me recuerda a muchos tantos cuadros anteriores sobre todo a dos: “Soldados a caballos” (más conocido como “De Guardía” una gran pared blanca soleada y cegadora, y dos solados alejados de los otros, mirando alrededor, es del gran pintor impresionista italiano (macchiaioli)* Giovanni Fattori) y el segundo cuadro, es del pintor estadounidense realista Edward Hopper “Gasolina” (donde en la tristeza y soledad más absoluta está un empleado  en su gasolinera, solo, ningún coche pasa, el bosque aterrador y la modernidad que a dura pena se abre camino en cierto páramos oscuros de nuestro planeta), también aquí, sabemos que es Roma, porque  Montó así lo ha titulado pero no sabemos si estamos en Via Margutta, en Via  Caiazzo o en que zona, Campo de Fiori, o bien podría ser  la plaza de las cuatro fuentes; no importa tanto saber a donde estamos, si sabemos que es Roma, si sabemos que se ve un cinquecento aparcado, y en la calle no hay nadie, pero es Italia, y Roma como muchas ciudades de Italia (Nápoles, Venecia y Florencia) hay que perderse y descubriremos que lejos de la masa de los turistas (esos idiotizados y sedientos de idiotez) existe otra ciudad, otra realidad, otra estampa, otra película (y efectivamente viendo este cuadro pienso en la Roma de Antognoni y sobre todo pienso en una película “Accattone” de Pasolini), pienso en Caravaggio y pienso que aquí me encuentro caminando en esta Roma popular donde...a li mortacci tua, er munno mania e er venticee se en frega, e more a u Tevere....* escribía la gran pluma de Beppe Salvia, cuantos recuerdos, estoy parado, comiendo un helado, después de un paseo en la Fossa Tarbea del Capitolino, camino por callejuelas, por estos serpientes solitarios de ropa extendida al sol vespertino a olor de Primavera. En este cuadro Montó a sometido al visitador a una provocadora pregunta:...¿Conoces Roma?...Sube a mi coche y como loco, cantando:...Titarella di luna, Sapore di sale, il Celo in una Stanza, La macchina, llegaremos a las colinas di Marino e contemplando Roma desde lo alto quién sabe, si como Nanni Moretti conduciendo este -cinquecento- podamos escribir “nuestro querido Diario”. Y desnudando, y acariciando, amando y odiando a esta ciudad eternamente bella, nos sentiremos menos estúpidos y un poco más poetas, y en la calle Pastini, sentados comiendo ...unas fetuccine a la matricaina* , escuchando una canción esta canción:..Io un giorno cresceró e nel cielo della vita voleró. Ma un bimbo che en sa. Sempre azzurra non puó essere l'etá. Poi una notte di settembre mi svegliai, el viento sobre mi piel, sobre mi cuerpo il chiarore delle stelle. Chissá dov'era casa mía, e quel bambino che giocava in un cortile. Io. Vagabondo che non sono Io. Vagabondo che non sono altro. Soldi in tasca non en ho ma lassú mi é rimasto Dio...(Yo un día creceré y en el cielo de la vida volaré. Pero un niño que sabe de estas cosa. No siempre es así serena la edad. Luego, una noche de septiembre desperté, el viento sobre mi piel, sobre mi cuerpo el resplandor de las estrellas. ¿Quién sabe donde estará ahora mi casa? Y aquél niño que jugaba en el patio. Yo. Vagabundo que no soy que eso. Yo. Vagabundo que solo soy que otra cosa. Dinero en mis bolsillo no tengo, pero allá arriba me ha quedado Dios.) una tímida lágrima baja surcando como un arado entre las arrugas de la vida, y miles pensamientos vuelan al instante más veloces de un volar de mariposas, salgo de la trattoria y continuo mi paseo, ahora  y caminando me encuentro en Campo de Fiori, en esta plaza vivía a'nnaree (Nannarella) alias Anna Magnani, cuantos recuerdos en esta plaza donde siempre hay gente, mercado, griterío, veces, donde se vive el alma de Roma, en 1600 quemaron al fraile hereje Giordano Bruno, por escribir “De la causa principio et uno” y “La cena de las Cenizas”; aquí me enamoré de Alejandra (Alessandra) dos estudiantes de Líceo, y justo aquí en esta otra plaza (Piazza Farnese), nos dimos nuestro primer beso. Montó aquí  crea otro gran cuadro con esa luz dorada que solo Roma posee, ya Horacio y el gran Catullo lo cantan:...las aguas que bañan la fértil Tibur, y las tupidas cabelleras de los bosques lo harán célebre en el canto Eolio. El pueblo de Roma, la primera de las ciudades, juzga digno situarme entre los coros amable de poeta..., Pobre Catulo, que dejes de hacer lo indebido, y lo que ves pasado perdido lo digas. Fulgieron un día cándidos para ti los soles. Cuando acudías adonde tu niña decía. Amada para nos cuanto amada será ninguna. Allí, cuando aquellas muchas cosas divertidas se hacían, que tú quieras, y tú chica que querer no dejaba. Fulgieron verdaderamente cándido para ti los soles...¡Oh Roma!....; y efectivamente la luz dorada corta casi a la mitad el cuadro en sombra experta que predomina y me quedo embelesado “Cinema Farnese”, cuantas películas habrán pasado por esta sala tan amada por Pasolini, Blasetti, Visconti e Rosselinii. Y comiendo mi cucurucho  de oblea. Sigo caminando gozando del día, y de este aire tan desdichado y desvergonzado que me abofetea la cara. Y paseando por la Vía dei Cerchi contemplo el poderoso esplendor de un antaño Imperio, de lejos la Basílica de Massencio, los mercados de Trajano, y la jactanciosa mole del Coliseo me empuja hacia la gloría. Y recorriendo la Vía Celio esa calle que corta una de las siete colinas de Roma (Monte Celio),  también en este cuadro la luz es la verdadera protagonista no solo irradia esa atmósfera que solo en Roma se encuentra, sino modela, empasta como esos tres cipreses enmarcando el edificio rojo del fondo con la oscura sombra de parque Celio, y esa carretera solitaria sin nadie, donde se delata de donde sale la luz, que desde los árboles se hace camino para romper con toda su fuerza, y iluminar la gloria, el poder y el vestigio de una historia que fue y aún se resiste en marcharse en silencio, Dios mío cuanta nostalgia desprende este cuadro y cuanto amor perdura en esas pinceladas y en esa -armonía- de transparencia sutiles que lo transforman en una maravillosa obra maestra. Dando la última mirada a la gran mole arquitectónica de Coliseo, que siempre impone sus reglas; proseguí con mi promenade por las -calles romanas-, pero al pasear me encuentro otra vez delante a una furgoneta blanca no quiero ni saber a donde me ha llevado la suerte, si se que estoy en Roma y como Antonio (magistralmente interpretado por Mastroianni vago por los calles de una Roma que se está preparando por uno de sus maravillosos atardeceres, mientras una radio aparcada en una de las despreocupadas ventanas canta:...Quanto sei bella Roma quann'è sera, quando la luna se specchia dentro er fontanone. E le coppiette se ne vanno via, quanto sei bella Roma quando piove. Quanto sei bella Roma quann'é er tramonto, quando l'arancia rosseggia ancora sui sette colli. E le finestre so' tanti occhi che sembrano dí: quanto sei bella! Ah, quanto sei bella. Oggi me sembra che er tempo se sia fermato quí....;* (Que guapa eres Roma cuando se hace tarde, cuando la luna se mira dentro de tu fuente. Y las parejas se marchan, que guapa eres Roma cuando llueve. Como eres guapa Roma cuando cae el atardecer, cuando el naranjo se vuelve rojo todavía en esas siete colinas. Y las ventanas son tantos ojos que parecen decir: !que guapa eres! Ah, como eres bella. Hoy me parece que el tiempo se ha parado aquí...)  me paro y me enciendo un toscano, y sentándome en un banco debajo de un frondoso árbol, contemplo la vida que poco a poco se abre paso ante mis ojos en una Roma, la Roma de los versos, y la Roma que Montó nos ha regalado en Bay Sala. 
La tarde no promete mucho, la lluvia continua impertérrita con su cansino canto, ahora estoy delante de un cuadro que me cautiva tiene toda la historia de New York y al mismo tiempo no tiene nada, esa belleza que provoca, ya lo cantaba Tenco:...me he enamorado de ti por qué no se quizás no tenía nada que hacer, pero aquí se mezclan los sonido mi mente abandona la música ligera, y se adentra en esa -gran manzana- donde la trompeta Miles Davis grita su -free jazz-, así mismo el saxo de Bird (Charlie Parker) llora a unas manzanas más adelante, y veo sentado en un pub, frente a su teclado corvo, con su cigarrillo medio consumido en sus labios gordos, y esa mirada de diablo, con esa voz rasgada, que se pierde como las hojas que se desprenden en el Central Park, ..Blue Valentine de Waits; estoy delente de ese cuadro “Brooklyn”, donde otra vez la luz es la verdadera protagonista, que curioso Montó ya se parece a Montó, se parece a un Montó cinematográfico, es una luz fría, pero es esa luz que veo en las película de Allen, y de Cassavettes, así mismo recuerda el Brooklyn de Lumett,....y como milagro estoy sumergido en otro viaje, esta vez es New York, seguirme, la cosa promete:...un cúmulo de nieve dejada y abandonada a su destino de derretirse bajo un sol de invierno; bordea la calle, al otro lado un cubo de basura tantea un precioso coche de color naranja vivo; un árbol desnudo nos transporta a la pregunta ¿Donde está la gente? Otros coches están aparcados,bares que quizás estén llenos de gente que reparándose de la fresca vespertina invernal se están tomando sus cafés calientes. Pero ni un transeúnte, ni un coche cruza esa calle, -¿por qué no, es que New York es inmune a la melancolía y a la soledad? No incluso si ahora mismo veía cruzar Paul Newman frotarse las manos por el frío y entrar en uno de esos pubs, no me causaría ninguna sospecha sino diría:...¡Veredicto Final!...la escena, la atmósfera es la misma solo hay que descansar la vista cerrar y viajar. Me dejo capturar por esa selva de agujas cortantes hacia el cielo, de esos rascacielos, de esa arquitectura que me aplasta casi sintiéndome como el Jack Lemon en “Prisionero en New York”, pero la luz es tan maravillosa que no me molestaría en absoluto poder charlar con alguien y sin beberlo ni comerlo estoy en Manhattan. Si justo en el mismo sitio que Montó le dedicó un cuadro, este cuadro,...¡Vaya cuadro!....Ya lo creo:...esta vez la luz no es melancólica sino inquietante y poética a la vez. Y en seguida me pierdo parece el alba, pero no está oscureciendo (en New York oscurece pronto) se nota si nos olvidamos del fondo luminoso y engañador, sino fijando nuestra mirada hacía lo bajo en la calle que en primer plano se oscurece sometiéndose a la sombra diosa indiscutible de todas las imposibles e posibles preguntas sin respuesta alguna.  La sombra se está ya devorando poco a poco todo los colores, el escaparate difuminado nos anuncia que dentro de un volar de pájaros, la noche lo cubrirá todo, y otra vez la luz de esta ciudad cobrará su venganza a la sombra, con sus anuncios publicitarios, su luces y su vitalidad New York aún vive de noche más que nunca. Y en primer plano descansan esos recogedores de basura en primer plano solo para decirnos que mañana se otra ciudad donde el vai ven, lo diario y la rutina la transformarán en muchas caras en muchos y tantos rostros. Dicen que todo visitante cuando visita New York quiere marcharse definitivamente, pero nada más ver esa manzana desde arriba de lo alto de sus nubes y desde la línea de puerto no puede jamás desprenderse y nace el amor incondicional, ese que nunca traiciona, porque:: ama, odia, odia y ama, como dice la canción, que la voz siempre cantó:...Comiencen a esparcir la noticia,/ Hoy me voy/ Quiero ser parte de ella,/ New York, New York/ Estos zapatos de vagabundo/ Extrañan caminar/ Justo por el corazón de ella,/ New York, New York./ Quiero despertarme en una ciudad que no duerme/ Y encontrar que soy el rey de la colina,/ el primero de pila...;  y como arte de magia un taxi me lleva a Broadway. Y allí me encuentro, como no, en el -teatro-, Albee, Miller, Tennesse Williams, Neil Simon, O'Neill y Mamet...; estaba justo contemplando el Winter Garden Theatre, la insignia anuncia “Mamma Mía” el musical que arrasó toda taquilla en New York, la noche ya me ha envuelto con su mirada nocturna como en una toma a los Cohen, unos coches parecen escaparse de mi enfoque están aparcados la ciudad vive y sin embargo la vida aquí sigue, hasta los grandes rascacielos de las grandes financias que aguardan como heraldos vigías, esta gran urbe de hormigón, metal y cristal, ¡New York!  Viviendo la locura del musical, del drama y del teatro, la comedia, sin embargo entro en una cafetería justo a lado, pido un café y pienso que esta ciudad a pesar de no ser mía me pertenece, y todo gracias a este sublime cuadro que Montó ha realizado con esos golpes rápidos, fugaces manchas, y toques de luz que interpretan la textura exacta de la luz nocturna que por estos páramos se respira. Una música me envuelve y me emociona, el calor del café se agradece, y su olor, la música llena todo el local y me acuna es la voz de Barbra Streisand, cantando una de las mejores versiones de “Somewhere” , esa voz sublimada, dice:...En alguna parte vamos a encontrar una nueva forma de vivir. Vamos a encontrar una manera de perdonar. En alguna parte. Hay un lugar para nosotros. Una hora y el lugar para nosotros. Toma mi mano. Y estamos a mitad de camino...y me siento como Tony amando hasta si es necesario a la muerte, pero mirando la cruda realidad, todo se desvanece, y la realidad me abofetea como este aire frío neoyorquino, ¿dónde está María? ¡Esa María que María ciegamente, que ama sin poner condiciones alguna, que ama sin preguntas, sin pero, sino así, sin saber tanto el uno del otro!...Y anudando mi bufanda salgo a la calle y prosigo mi viaje por esta ciudad que ya me ha conquistado; y otro cuadro me transporta sobre un tren en Merillon  Avenue, y aquí estoy en Garden City;  a pesar del paisaje invernal y del frío, el sol luce y el invierno se resiste en marcharse como todas las cosas, una Avenue con árboles desnudos, lleno de frío se dejan acariciar por ese rayo de sol que los ilumina irradiando, estoy tremendamente solo y sin embargo sin duda alguien vino y aparcó este coche de color azul claro, todo un clásico en la más asombrosa soledad luminosa, sin duda si ahora viera caminar con esos zapatos de tacones altos, con esa andadura donde el pie derecho pisa exactamente donde luego pisará el izquierdo haciendo así mover el trasero de una forma especial, y acercándose a este monumento del motor, abriera la puerta subiéndose en él con esa pose que solo una gran dama sabe hacer, dejando entre ver sus preciosas y torneados muslos de cervato, no cabe duda solo -el animal más bellos del mundo- (Ava Gardner), temblando me acercaría y le diría:... Mrs Gardner! Please!  A firm yours?....y ella con esos ojos y esa sonrisa, te derretiría hasta el alma...me quedé embelesado frente a este sencillo cuadro; de una forma u otra recuerdo al New York de la comedía de Douglas Sirk, de Wyler, de Huston, de Wilder, de Hawks, de Cukor, de  Capra y del gran Woody Allen...la noche ya estaba cerrándome los párpados así que decidí y buscando un Hotel, quise deslizarme entre unas calientes sábanas, cerrar los ojos y soñar. Por una noche sin pensamientos ocultos sino simplemente cerrar  los ojos y dormir, y  encogerse de hombros sin pensar a nada solo dormir que no es poco.  Cuanta serenidad desprende este lienzo, y cuanta calma transmite. Y el alba despuntó sin ningún previo aviso como siempre, su luz rosada de diáfanas estelas doradas, después de obligarme a abrir mis ojos, me levanté como un fantasma perdido en esta gran ciudad, que todo humano debería por lo menos visitar a diario,  y acercándome a la ventana contemplé una preciosa apuesta de sol, de las que te agarran tu garganta y la emoción te impide gritar y prefieres el verso apagado de un silencio jamás escrito. La oscura sombra ya vencida estaba desvaneciéndose en la calina matutina del alba. Y  poco a poco todas esas agujas cobraban su vida, la ciudad se estaba despertando y la luz como una caricia de Dios fluía en río Hudson que a los lejos modelaba el horizonte . Que luz tan perfecta desprende este cuadro de Montó; que paz emana esta sublime obra y que colores tan bien empastados, tan armonizados y que puesta en escena, un regalo de la vista. Gracias!  Salvador, Thak you very much!Tante grazie! Eskerrikasko! Gràcies!
Y por arte de magia ese destino pretérito del arte, me encuentro en Bilbao. Y estoy caminando por Altamira, una esplendida jornada acompañaba mi paseo por un Bilbao distinto, ya no es ese cupo humo gris que a raso paseaba acariciando la ría envolviendo con su contaminación el -botxo-, sino ahora el azul luminoso del Nervión fluye perdiéndose por  la curva hacía camino del Casco Viejo donde lo abraza, mientras en primer plano se oculta camino hacia Olabeaga. Y frente de mi como un nuevo vigía impasible, inmutable, perpleja se levanta con su jactancia la Torre de Pelli (Iberdrola), como un minarete contemporáneo  se eleva dominando el nuevo Bilbao, un Bilbao contemporáneo, que ya no es nuestro sino es de otros los que aún no deciden sino estudian, quizás a ellos que les deparará el futuro. La luz es luminosa pocas veces tenemos esa suerte por estas zonas de ver tan despejada la vista. Que corre conquistando la luz hasta al límite lejano perdiéndose por Galdakano. Y al fondo las colinas aguardan y aun más lejos los montes  que casi la abrazan muriéndose en precipitados acantilados por sus costas en calas abruptas. Otra vez el pincel de Montó ha captado esa frescura, esa limpieza de la luz que tiene Bilbao, y esa panorámica que solo un paseante, un peregrino descubridor de rincones puede re interpretar lo que el destino nos depara. Un conjunto de casa, y de edificios se amalgama creando un entramado perfecto, y la veloz paleta de golpes sutiles y veloces que huyen marcando con sencillos empastes de difuminados tonos y colores un sublime paisaje de sosiego. Más aún cuando al descender me encuentro frente al destino de una ciudad de un continuos cambios; donde el Nervión aguarda y navega descendiendo partiendo en dos esta ciudad de hierro. Y en el Campo Volantín me paro y miro el artífice el propulsor del cambio, el motor, el eje que desencadenó la contemporaneidad. Miro al garabato de Ghery, transformarse de estela moviliza de la ría en un edificio, barco de velas que anclado bajo el puente de la Salve, o desde lo alto es un caracol que dejando su baba, arrastra lentamente su concha, o bien es la locura de vértices, hipotenusas, isósceles y escalenos que entrelazándose crean formas de titanio luminoso al sol;  otra vez Montó nos enseña que entre el cielo y el agua, la tierra y el aire no hay ninguna diferencia. Donde reflejo y reflejado comparten el mismo dominio, el entorno, el espacio y el color, donde esta vez es la luz que está modelando, pintando, el artista está al servicio  de su juego con esa luz limpia y nórdica de las que muchas veces vemos por estos rincones del alma. Todo tiende a fundirse en un rosado pálido que lo envuelve todo. El reflejo casi inmovilizado, perenne y fijo se ha transformado en otro yo, en una sombra constante donde la belleza se funde para obtener lo sublime de la poesía, su justo paisaje: el enfoque, como si fuera un -trampantojo-; sin ánimo de cansancio prosigo  mi camino y esta vez cogiendo un taxi voy hacía Deusto y luego me paro camino por Enekuri. Y mirando al fondo hacía el -botxo- de un Bilbo vespertino y limpio; y subiendo hacia Artxanda veo como una línea horizontal una ciudad que se pierde al fondo hacía Basauri, y una ría que como una serpiente la envuelve y cerca de Zorrozaure genera su cría, un istmo  de tierra en espera de proyecto, mientras el Nervión va navegando hacia Getxo. Mientras al fondo se pierde hacía el Guggenheim. El puente de Euskalduna como una línea moderada se dibuja uniendo las dos orillas, aquí esta vez la luz es un verdadero alarde, un continuo alarde de transparencias, de colores que se transforman en destellos luminosos, en estelas sobrecogedores, donde los colores y los tonos se han citado para sobreponerse a esa luz de una tarde que poco abandonará  la luz en un atardecer espectacular, un paisaje que te deja sin aliento, una visión de sosiego y aquí acaba mi viaje, y a pesar que aún estoy fuera, se que puedo regalar al incauto espectador unos pocos versos de ese gran maestro, poeta (Mikel Orrantia Diez):...Hablo con ello, mi ciudad querida, en parte de mis gentes./ La mitad de mi sangre, a quien yo quiero,/ como a la otra mitad que me conforma,/ en ciudadano del mundo. En vasco. De respeto./ Ya sabes, mi ciudad, lo que se dice:/ se elige ser de Bilbao/ incluso sin conocer el rincón del mundo en que se nace./ Salí a mirarte, Bilbao, desde los altos balcones de tus montes./ Que si anteayer fueron cerco de trincheras,/ Hpy, oxigenan tus calles y avenidas....; en seguida me encontré nuevamente en la Galería Bay-Sala.  Y  después de tomar el último trago de vino y saludar a mi amigo Salvador Montó salí a la calle, la lluvia seguía con su cansino canto de casi un txirimiri sin tregua,  y pensando en lo que había visto no tenía duda, mi buen amigo Salvador es el pintor de la luz, esa luz que lo agrede, lo armoniza, lo modela, lo plasma incluso esboza y crea no solo los colores, los tonos y la cromatización sino también la puesta en escena donde siempre deja la incógnita de lo que será o de lo que pasará; allí está la habilidad de Montó en convertirse en un paisajista no de exterior, sino al revés un artista donde lo exterior es el interior del alma, es decir es exactamente lo que no vemos lo que pinta y interpreta Montó, es un paisaje que contemplamos pero no ahora sino después. Porque la sencillez es la esencia de toda la existencia humana, un reencontrarse consigo mismo y descender en el mundo de los sueños donde todo lo posible es imposible y por contrario lo imposible se hace posible. Pero el día siguiente quise volver a la Galería y lo primero que quise volver a ver fue un cuadro muy sencillo quizás uno de los tantos que sobre esta ciudad hayan pintado desde el señor Canaletto hasta Linchenstein, me refiero a la serenísima: ¡Venecia!....Es un cuadro inquieto, poético, pero al mismo tiempo sabemos que es Venecia por sus -.bricolas- (postes,en dialecto veneciano) con sus típicos colores según la zona y la barriada o parroquias como se los llama aquí. Se ve una fachada de un palacio, podía ser un Hotel, o un Museo, o  una Casa señorial, sea lo que sea centra toda nuestra atención, la puerta abierta nos invita a entrar, incluso está una lancha motora aparcada al lado, la luz hace sospechar que hay gente, la luz encendida nos permite entrever el fondo muy floreado. El canal con sus reflejos nos impide la llegada, y otra vez no hay nadie que navega, nadie se cruza, nadie se percibe en su interior, y otra vez Montó es el prestidigitador  de la atmósfera que desprende este sublime poema, una farola ilumina este canto solitario con un silencio estruendoso casi ensordecedor. Que sublimidad, diálogo entre color, forma, mancha, armonía, toque, y sobre todo la puesta en escena como un escenario donde los posibles o imposibles actores no están presentes, quizás hayan hecho acto de su presencia antes, o aún lo deben, sea lo que sea esto se llama -Arte- y lo demás solo palabras....Montó gracias por este viaje, no tardes en realizar otro, ya estoy impaciente....

* Macchiaioli (Es un grupo de artistas toscanos que  se reunían en el café Michelángelo, y en la trattoria Le Cascine en las colinas de Florencia con el crítico del grupo Martelli: Ca Bianca, Lega, De Nittis, Fattori, Signorini, Zandomenighi y los fotográfos Alinari Hermanos, hablaban de arte, eran los impresionistas italianos. Estando en plena rebelión con Austria, los macchiaioli (los de la mancha)  la mayoría se alistó con Garibaldi por derrocar el yugo austro-húngaro;  por eso sus cuadros son de formato pequeño....
* es dialecto romano y dice: ¡Por tus muertos! El mundo come y este vientecito pasa de todo y muere dentro el Tiber....
* fetuccine a la matriciana (son como los tallerines y la salsa es tomate con queso rallado de oveja y carne....
*Es el libro de Giordano Bruno “De la Causa el principio es uno sólo”....
* Es una canción de 1972 de Antonello Venditi (Roma Capoccia- es decir: Roma Cabezota)
                                                                                                                                                                                                                                                            Massimiliano Tonelli


                                                              (crítico de arte, escritor, poeta y artista)

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