Tal y como reseñaba una de las críticas publicadas con motivo de la misma:
"Salvador Montó pertenece a esa nutrida rama de pintores españoles que se sienten realistas pero que más bien toman la realidad no como tema, sino como el pretexto de una obra que rebasa la poética estricta del realismo para explorar registros mucho más extensos, tanto hacia el interior, hacia la expresión por así decir lírica, como hacia lo puramente pictórico, eso que se independiza de la anécdota reflejada en el cuadro.
En esta exposición abundan las obras donde las ciudades, el tema predilecto de Montó, no son destinos de llegada sino puntos de partida, crisoles de experiencias personales ( mientras se está en ellas) y de practicas pictóricas (después). El viaje físico del viajero que es Montó, quizás haya recalado en ellas; el pictórico sigue adelante, va más allá después de haberlas, en cierto modo saqueado pictóricamente."
"Se advierte que además de las estructuras arquitectónicas o urbanísticas, el verdadero protagonista en muchas de ellas es el clima, el crepúsculo, el frio, la soledad o la calidez, la vida, el pulso humano… que son transversales a cualquier gran ciudad del mundo."
"En la nueva colección destacan también, nocturnos de marcado aire cinematográfico, el protagonismo de los vehículos que más que reproducidos, son retratados con carácteres humanos y la aparición de figuras humanas que, paradójicamente no pueden parecer retratadas porque son rigurosamente impersonales, conforme al inevitable tropo de la soledad y la enajenación del hombre y la mujer urbanos."
"Del mismo modo, se observan cada vez más y cada vez más con mayor decisión, los puros valores plásticos que Montó extrae, descarna y muestra con la rapidez y expresividad de los acrílicos, en juegos rigurosos y al tiempo espontáneos que muestran a la vez al pintor y al excelente dibujante que hay tras el y que a veces la pintura podría hacer olvidar."
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